
Fuente: CBNN
Un grupo de casi 60 líderes cristianos negros está instando al Senado de Estados Unidos a rechazar la Ley de Igualdad recientemente aprobada por la Cámara de Representantes y, en su lugar, a optar por un proyecto de ley de compromiso que proteja los derechos de la comunidad LGBT y, al mismo tiempo, preserve los derechos de los creyentes e instituciones religiosas.
La Ley de Igualdad anularía el derecho de los grupos y escuelas cristianas y de otras religiones a contratar a personas según sus creencias morales y religiosas, y obligaría a aceptar estilos de vida contrarios a sus valores más arraigados.
La Campaña AND envió esta semana una carta al Comité Judicial del Senado, firmada por 57 líderes cristianos, como el pastor de la megaiglesia de Nueva York, A.R. Bernard, el presidente de la Campaña AND, el abogado Justin E. Giboney, el ex jugador de la NFL Benjamin Watson, la ex embajadora de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional, Suzan Johnson-Cook, el obispo Claude Alexander, de la iglesia The Park de Carolina del Norte, y la respetada estratega de políticas públicas Barbara Williams-Skinner.
En la carta, advirtieron que este proyecto de ley era “un peligro no sólo para las instituciones cristianas, sino también para las de nuestros vecinos judíos, sijs, budistas y musulmanes”.
La carta detallaba los peligros de la Ley de Igualdad, diciendo:
“Eliminaría muchos de los derechos básicos que permiten a las organizaciones religiosas operar según los principios de su fe. Permitiría que los derechos LGBT se utilizaran como una espada contra las instituciones religiosas en lugar de un escudo para proteger a los vulnerables”. Además de no ofrecer protecciones religiosas a las instituciones religiosas, la Ley de Igualdad probablemente:
*Revocar la seguridad federal, la ayuda en caso de catástrofe y el dinero de los almuerzos escolares de miles de escuelas religiosas.
*Poner fin a las asociaciones federales con miles de programas religiosos que atienden a los más vulnerables.
*Revocar las becas Pell y los préstamos federales para decenas de miles de estudiantes que asisten a cientos de colegios religiosos.
*Convertir los lugares de culto y otras propiedades religiosas en alojamientos públicos, enredándolos en constantes litigios”.
Los firmantes de la carta abogan por una alternativa denominada Ley de Equidad para Todos, que, según ellos, protegería la libertad religiosa además de preservar los derechos de la comunidad LGBT, y que es más un producto de la unión de las iglesias y la comunidad LGBT para encontrar formas de “coexistir y promover la tolerancia”.
Continuaron instando a que la Ley de Igualdad para Todos sea escuchada y votada en su totalidad, diciendo: “Los cristianos negros y marrones trabajaron demasiado para la Ley de Derechos Civiles como para que sea revisada de manera que les quite derechos básicos y financiación a nuestras comunidades. La Ley de Igualdad enfrenta innecesariamente las preocupaciones de diversas comunidades”.
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