Publicado originalmente en inglés en: CCCDISCOVER.COM
Por: Michael Horton
Creo en la Resurrección Corporal y en la Vida eterna
Nota del editor:
Michael Horton comenta la relación entre una resurrección corporal y el llamado del cristiano a glorificar a Dios en su trabajo ordinario. El punto es que necesitamos evitar un enfoque hacia este mundo. Incluso nuestras tareas más mundanas traen gloria a Dios.
De esta manera, cuando los cristianos confiesan que creen en la resurrección de los muertos, hacen una declaración que conecta a este mundo con la nueva creación. Es una confesión de que Dios está redimiendo nuestros cuerpos conjuntamente con este mundo. Aunque no sepamos del todo lo que de este mundo nos llevemos al siguiente, podemos tener la confianza de que Dios usa nuestra obra y nuestras vidas para su gloria que será reflejada en los nuevos cielos y en la nueva tierra que Dios nos ha prometido. Muchos de nosotros crecimos con la idea de la salvación de este mundo -ya fuera el drama de un rapto y una destrucción apocalíptica, o la esperanza tradicional de luces brillantes y calles de oro, la salvación era menos acerca de este mundo redimido que acerca de “Volaré lejos”. La salvación se ha asociado cada vez más con el florecimiento humano del aquí y ahora. Viene en diferentes paquetes algunos son propensos al individualismo hedonista, mientras que otros están más orientados a lo social y a lo altruista. Traigamos el péndulo de vuelta al centro. La confesión cristiana no es “Yo creo en ir al cielo cuando muera,” sino “Yo creo en la resurrección del cuerpo y de la vida eterna” El alma no desea ser despojada de su carne. “Porque asimismo, los que estamos en esta tienda, gemimos agobiados, pues no queremos ser desvestidos, sino vestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.” [2 Co. 5:4; cursivas añadidas].
La “restauración cósmica de todas las cosas” es la esperanza final. Por ahora, el cuerpo de los creyentes sucumbe a esta presente era malvada como una manera de poner fin a lo corruptible para levantar el mismo cuerpo en incorruptibilidad (1 Cor. 15:36). Esto es algo mucho más grande que una existencia eternamente desencarnada o un simple empoderamiento de esta era que se desvanece hacia la auto-perpetuación. Este nuevo nacimiento ya ha ocurrido internamente, así como nuestros cuerpos se desgastan [2 Cor. 4:16].
Así pues, hay distinciones cruciales —entre Dios y el mundo, entre el cuerpo y el alma, entre la revelación general y especial y la gracia común y —, pero no dualismos viciosos. Debemos estar en guardia contra la reacción al dualismo pagano para no caer en los brazos del monismo pagano, donde todas las distinciones entre alma y cuerpo se desdibujan.
Por un lado, podemos explotar esta distinción entre “ya” y “todavía no” como excusa para la pasividad hacia nuestra mayordomía en el mundo. Podemos descartar nuestra responsabilidad encogiéndonos de hombros, “Todavía no es lo que será, y sólo el regreso de Cristo puede acercarlo”, pero la mayoría de los que dicen esto (o al menos lo piensan) no dirían lo mismo de su santificación. Las mismas Escrituras que nos dicen que somos justificados y pecaminosos al mismo tiempo, también nos dicen que somos regenerados y santificados para que podamos “ocuparnos es nuestra salvación con temor y temblor” (Fil. 2:12-13).
Si la santificación es un don objetivo y una realidad subjetiva “cada vez más”, ¿cómo podemos restringir nuestra vida santificada a la esfera privada? Más bien, el hecho de que sólo el regreso de Cristo, con su Espíritu, pueda llevar a la consumación de su reino a su cumplimiento debería provocar en nosotros un anhelo de vivir a la luz de ese telos final. Al mismo tiempo, la consumación está en manos del Dios Trino, lo que significa que somos libres de seguir nuestro llamado con paciencia, en lugar del triunfalismo febril que conduce a la desesperación.
Michael Hortones profesor de apologética y teología sistemática en el Seminario Westminster de California (Escondido, California), anfitrión de la posada White Horse Inn, programa radial nacional y editor jefe de la revista Modern Reformation. Es autor de muchos libros, incluyendo The Gospel-Driven Life, Christless Christianity, Putting Amazing Back Into Grace, The Christian Faith, y Core Christianity: Finding Yourself in God’s Story.
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