Cómo leer el Salmo 119

Sam Horn

El Salmo 119 es el Salmo más largo en el Salterio. Es el “capítulo” más largo en la Biblia. ¡Y al principio, leer los 176 versículos puede parecer una tarea muy desalentadora!

Hay 22 estrofas en total, cada estrofa ha sido cuidadosamente compuesta por el autor para corresponder con las 22 letras del alfabeto hebreo. La primera palabra de cada estrofa comienza con la letra hebrea correlativa. Por ejemplo, todos los versículos de la primera estrofa (versículos 1-8) comienzan con la primera letra del alfabeto hebreo, Aleph. El salmista puede haber elegido esta técnica inusual para comunicar la totalidad de lo que dijo sobre este tema de la Palabra de Dios. En otras palabras, el Salmo 119 fue diseñado para comunicarse de la “A a la Z” sobre el tema de la Palabra de Dios.

Sin duda, este tipo de composición cuidadosa y deliberada nos alerta de la importancia y significado del mensaje contenido en el salmo. En el corazón del Salmo 119 está la verdad de que la Palabra de Dios es necesaria para vivir una vida que agrade a Dios. Pero, el salmista reconoce que sin la habilitación de Dios es impotente para entender u obedecer lo que Dios ha dicho. Y así, como observó un comentarista: “Este hombre de Dios nunca suplicó a Dios simplemente que le enseñara Su palabra, sino que formara en él el camino de esa Palabra”[1].

Este escritor de salmos entendió que el fin último de la Palabra de Dios era darle forma a su vida. Aquí hay cuatro maneras para dejar que este Salmo le dé forma a la suya.

Léalo regularmente

La Palabra debe ser ingerida por medio de la lectura regular si va a impactar nuestros corazones. Una forma de hacerlo es dividirlo en estrofas a las que continuamente regresas durante el día.

Medítelo cuidadosamente

Tendrás que ir mucho más allá de la mera familiaridad para que este salmo tenga el efecto deseado en tu vida diaria. Para que esto suceda, tendrás que meditar en las verdades de cada sección. Piensa cuidadosamente en lo que significa cada versículo, ¡pidiéndole a Dios que te dé entendimiento!

Aplíquelo personalmente

La meta de la lectura repetida y el estudio cuidadoso es un cambio genuino en la vida. A medida que leemos, debemos llegar a depender de Dios para en consecuencia conformar nuestra vida. Una de las cosas más trágicas que usted podría hacer como cristiano es pasar tiempo leyendo y mediando en la Palabra de Dios y salir sin cambios. Una de las maneras de facilitar este proceso de cambio es orar personalmente por las cosas que el salmista le pide de Dios.

Memorícelo diligentemente

Al principio, la idea de memorizar una porción de la Escritura de esta longitud es completamente desalentadora para la mayoría de nosotros. Sin embargo, muchos han memorizado exitosamente este salmo y han encontrado que el ejercicio es de gran beneficio espiritual.Por ejemplo, John Ruskin era un laico que vivió hace más de 100 años. Su madre le enseñó a memorizar las Escrituras de niño, y una de las porciones que ella le ayudó a memorizar fue el Salmo 119. Es extraño que de todos los pasajes de la Biblia que mi madre me enseñó, el que más me costó aprender, y que era para mi mente infantil, principalmente repulsivo -el Salmo 119-, se haya convertido ahora en el más precioso para mí en su desbordante y gloriosa pasión de amor por la ley de Dios”[2].

William Wilberforce, el famoso político británico que casi por sí solo derribó la práctica de la esclavitud en Inglaterra, habló del consuelo que obtuvo en ocasiones cuando citaba el salmo 119.

Quizás la historia más inusual de la ventaja de memorizar este Salmo es la historia de George Wishart, obispo de Edimburgo en el siglo XVIII. Se encontraba en un lugar difícil mientras estaba siendo condenado a muerte. Estaba seguro de un indulto que aún no había llegado, incluso en el momento en que se puso de pie en el andamio para cumplir con su destino. Aprovechando la tradición del tiempo de permitir que el condenado orara un salmo, Wishart eligió recitar en oración el texto del Salmo 119. Antes de que él terminara de orar, el perdón tardío llegó y su vida se salvó. ¡Solo puede imaginarse su mala fortuna si no hubiera memorizado este Salmo!

Deje que estos ejemplos lo inspiren a emprender la misma tarea. Tal vez lo que memorices no sea el Salmo 119, pero sea cual sea el pasaje, deje que Dios lo presione sobre su corazón, lo selle en su mente y lo haga evidente en su vida. Una de las conclusiones más importantes del Salmo 119 es esta: ¡La Palabra de Dios tiene el poder de transformar absolutamente tu vida!

Pregunta: ¿Qué pasajes has memorizado y cómo te han beneficiado esos pasajes?

[1] The Word of God in the Child of God by George J. Zemek.

[2] Works by John Ruskin, Cook.

Publicado originalmente en inglés por Sam Horn. El Dr. Sam Horn es el EVP para la inscripción y el avance ministerial en la Universidad Bob Jones en Greenville, SC. Antes de BJU, Sam sirvió en el Seminario Teológico Bautista Central, Northland International University y en varias iglesias en Minnesota, Wisconsin, Carolina del Sur y Tennessee. Sam y Beth tienen dos hijos, un hijo en la universidad y una hija en la escuela intermedia.

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