En los Estados Unidos hay un universalismo que está introduciéndose subrepticiamente, y que dice: “Cualquier religión es tan buena como cualquiera.” ¡No lo es! Dicen: “No importa lo que uno crea.” ¡Sí importa! Dicen: “A la larga todos serán salvados.” ¡No, no lo serán! La mitad de la población cree eso, y muchos están en la iglesia.
Pero le recuerdo que Jesús dijo: “ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mat. 7:13-14). También le recuerdo que Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14:6). No es “un camino.” Ni siquiera es “el mejor camino.” Es el único camino. Le recuerdo que “en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hch. 4:12).
Un escéptico británico de fines del siglo diecinueve dijo con sorna que en la entrada de toda iglesia se deberían tallar cuatro palabras: “Importante si es cierto.” Si lo que dicen las Escrituras es cierto, si realmente creemos eso, no podemos escondernos detrás de puertas abiertas. Debemos proclamar el evangelio.
Paul W. Powell