El Joven Rico y la Vida Eterna | #JohnMacArthur

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El Señor dijo: «Cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser Mi discípulo». Esa es una verdad evidente. La salvación no es necesariamente para las personas que dicen una oración o que piensan que necesitan a Jesucristo; es para las personas que renuncian a todo. Debe haber voluntad de abandonarlo todo para que la salvación sea genuina.

¿Cómo se alcanza la vida eterna? Hay que saber lo que se quiere. El hombre llegó hasta Jesús con el deseo de alcanzar la vida eterna. Sabía lo que quería, y ahí es por donde cualquiera tiene que empezar.

No se puede predicar la gracia si no se predica la ley, porque nadie puede entender lo que la gracia significa a menos que entienda lo que la ley exige. Nadie puede entender la piedad a menos que entienda la culpa. No se puede predicar un Evangelio de gracia a menos que se haya predicado un mensaje de ley. Y eso fue lo que Jesús hizo con el joven: Lo vinculó con los mandamientos de Dios. Él quería que el hombre admitiera que se había quedado por debajo de la norma divina. Jesús quería que él entendiera que él necesitaba ponerse a bien con un Dios santo y no simplemente hacer que sus necesidades psicológicas fueran satisfechas.

John MacArthur

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