Aunque sabemos que todo tiene su tiempo y que no podemos ser monotemáticos, lo cierto es que hay cristianos que se molestan cuando se señala el error. Su enojo lo espiritualizan con un “hay que orar”. Pero debemos recordar que son ambas cosas.
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Sabemos que Pedro no fue un falso profeta, pero vale la pena aprender cómo Pablo manejó el error de este.
Lumbrera 