¿Cómo se pueden manejar los celos y la envidia?
Lectura: Salmos 37:1-8
¿Alguna vez ha sentido envidia del éxito de otra persona? Tal vez su vecino acaba de conseguir un auto nuevo, o alguien de su trabajo recibió el ascenso al que usted aspiraba. Cuando este tipo de situaciones generan reacciones inesperadas dentro de nosotros, es posible que tengamos un problema.
La envidia provoca en nosotros una fuerte emoción de desagrado al ver la buena fortuna de otra persona, y puede envenenar buenas relaciones, arruinar nuestro testimonio e impedirnos experimentar las bendiciones de Dios. La Biblia dice que los celos y la envidia son obras manifiestas de la carne (Ga 5.19-21).
¿Es posible tomar control de una actitud celosa? iSi! Dios quiere que sus hijos ejerzan dominio sobre estas emociones volátiles, así que examinemos algunas acciones específicas que usted puede emprender a fin de ganar la victoria.
1). Confiese sus celos. Esta emoción siempre, e insisto —siempre—aparta su mirada del Señor y la enfoca en otra persona u objeto. Esto es, por definición, idolatría. Siempre que usted presta más atención o asigna mayor valor a «algo» por encima de Dios queda peligrosamente expuesto al juicio divino. ¡Arrepiéntase de ese pecado de inmediato!
2). Reconozca que no está de acuerdo con Dios. Si el Señor decide traer alguna bendición específica a la vida de otra persona, esa es su prerrogativa divina. Usted esta declarando con su envidia que se considera más merecedor de la bendición que la otra persona. Traiga ese desacuerdo honestamente delante del Señor y pídale que renueve su mente con una perspectiva piadosa.
3). De gracias a Dios por su obra en la vida de esa persona. Tal vez no le guste este punto, pero cuando usted alaba a Dios incluso cuando no siente ganas de hacerlo, se coloca en la posición correcta para recibir sus bendiciones, al mostrar que confía plenamente en su criterio.
4). Pídale a Dios que ponga en su corazón amor por la otra persona. Son muchos los pasajes bíblicos en que el enojo y los celos ocurren uno detrás del otro. No permita que la envidia le provoque malicia y odio. Más bien, aprenda a regocijarse cuando los demás reciben bendiciones, aun cuando crea que usted es quien debió haber recibido tales bendiciones.
5). Mantenga su enfoque exclusivo en Dios. Deléitese en Èl, sabiendo Èl ha prometido darle los deseos de su corazón. Enfóquese ante todo en lo que Èl ha hecho por usted y en las promesas que le ha hecho a través de su Palabra. Recuerde siempre que Dios es Dios, y que está en su derecho de bendecirnos a todos y cada uno, exactamente como Èl lo juzgue oportuno y conveniente.
Charles Stanley | Principios de vida
•Vivir la vida cristiana es rendirnos a Dios y dejar al Señor Jesús vivir su vida en y por medio de nosotros.
•Confiar en Dios quiere decir ver más allá de lo que podemos, hacía lo que Dios ve.