Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá. (Romanos 1:17)
Breve comentario de Romanos 1:17 por: Edwin A. Blum
La justicia de Dios es el mensaje central de Pablo. Lutero llegó a comprender mejor la gracia divina al estudiar este versículo en el original griego y no en la traducción al latín, lo que cambió para siempre su visión de Dios. La justicia divina puede comprenderse de muchas maneras. Primero, Dios siempre hace lo correcto y puede decirse que la justicia es uno de Sus atributos (Dt. 32:4; Sal. 119:142). Segundo, Como Dios siempre hace lo correcto, Sus obras o forma de actuar se identifican en ocasiones como Su justicia (Is. 45:8; 46:13; 51:5-6,8; 56:1). Tercero, la justicia de Dios es un regalo que Él nos da, que nos justifica ante Él. La «justificación» es un término propio de los tribunales, que significa que un juez declara a alguien «justo». Agustín escribió: “la justicia de Dios es aquella justicia que Él imparte para hacer justos a los hombres” (El espíritu y la letra, cap. 16). En el Evangelio, Dios revela Su justicia (Su naturaleza, Su actividad y el regalo de hacernos justos) por la fe. En el transcurso de la carta a los romanos, Pablo explica cómo puede Dios declarar justos a los pecadores gracias a la obra de Jesús en la cruz.
Por fe y para fe enfatiza que todo el proceso por el cual somos declarados justos nos llega, de comienzo a fin, por la fe.
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