¿Quién es tu amo?

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Por: Charles Stanley

Santiago 4:7-10

Nadie es totalmente libre. Romanos 6.16 dice que somos esclavos de aquel a quien obedecemos — o somos esclavos del pecado, o lo somos de la obediencia el Señor. Ya que todo ser humano nace con
naturaleza caída, ser el amo de nuestra propia vida es lo mismo que ser esclavo del pecado.

La solución de nuestro Padre celestial para esta malsana situación es el sometimiento a Él. Pero a menudo pensamos: si le doy el control del señor, entonces lo pierdo yo —lo cual me aterroriza. Dios podría llevarme la dirección que no quiero ir.
Cuando el miedo se filtren en su corazón, piense en los atributos del señor. El es santo y puro; tiene sabiduría infinita, conocimiento perfecto y compresión eterna de las cosas; Él le ama y tiene el poder de cambiar todas las cosas para bien (Gn. 50:20).
Si el señor tiene autoridad plena sobre usted, todos los demás amos tiene que ser destronados. El Espíritu Santo no se moverá en la vida de creyentes que toleren el pecado. La gracia de Dios cubre la culpa de nuestras transgresiones, pero no puede utilizarse para justificar la desobediencia constante (Ro. 6:1,2). Entristecemos al espíritu Santo cuando decimos sí al pecado, y lo apagamos cuando decimos no a Dios (Ef. 4:30; 1 Ts. 5:19).
No se desanime por la magnitud de este llamado al sometimiento a Dios. Ninguno de nosotros puede alcanzar la perfección, pero cada vez que demos un paso de obediencia, disminuirá el poder del pecado sobre nosotros. Si persevera comenzará pronto a vivir libre de la esclavitud y vivir para el Amo más maravilloso.

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