“La posesión de todo el mundo, y todo lo que contiene, nunca hará feliz a una persona. Sus placeres son falsos y engañosos. Sus riquezas, cualquier rango, sus honores no tienen el poder de satisfacer al corazón. Mientras no los tenemos, brillan, destellan, y parecen tan deseables. El momento que los tengamos, encontramos que son burbujas vacías, y no nos dan contentamiento. Y, peor que todo, cuando poseemos las cosas buenas del mundo, hasta lo más deseado, no podemos mantenerlas por siempre. La muerte llega y nos separa por siempre de toda nuestra propiedad. Desnudos llegamos al mundo, y desnudos saldremos, y de todas nuestras posesiones, no podremos llevar nada consigo. ¡Así es el mundo que ocupa la atención total de miles! ¡Así es el mundo por el cual tantos están destruyendo sus almas cada año!”