Dios juzga el pecado tan severamente porque Él es absolutamente santo. Todo pecado constituye una ofensa personal contra Dios. Cualquiera que peca abiertamente desafía a
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Dios juzga el pecado tan severamente porque Él es absolutamente santo. Todo pecado constituye una ofensa personal contra Dios. Cualquiera que peca abiertamente desafía a