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«Tu fuiste salvado para la gloria, y todas las cosas están obrando hacia ese fin. El propósito inevitable de Dios es conformarte a la semejanza de Cristo, como parte de una humanidad redimida sobre la cual Cristo es preeminente. Tu le glorificarás y alabarás por siempre. Antes de que el mundo fuese, Dios había predeterminado poner su amor en ti y ha ordenado tu salvación de antemano. A su debido tiempo, Él tocó tu corazón y te llamó para que te apartases del pecado. El te hizo justo ante sí mismo por medio del Señor Jesucristo, y te destinó para la gloria. Esta es la base fundamental de tu seguridad eterna». — John MacArthur | Salvos Sin Lugar a Dudas