Los evangelistas centran su mensaje en el hombre. El hombre ha pecado y ha perdido una gran bendición. Si el hombre quiere recuperar esta inmensa pérdida debe actuar así y así. Pero el evangelio de Cristo es muy diferente; comienza en Dios y su gloria. Le dice a los hombres que han ofendido a un Dios Santo que en modo alguno pasará por alto el pecado. Le recuerda a los pecadores que la única esperanza de salvación ha de encontrarse en la gracia y el poder de ese mismo Dios. El evangelio de Cristo remite a los hombres a pedir perdón al Dios Santo.