“Dios no quiere tu religión. Él no quiere tu conocimiento teológico. Él no quiere todas las cosas grandiosas que has hecho para Él. Él no necesita nada de eso.
Lo que Él quiere de ti y de mi es que digamos, “No es mi hermano, no es mi hermana, no es la prostituta de la calle, no es el drogadicto al otro lado de la ciudad, no es el hombre en prisión a quien nunca conoceré; soy yo, oh Dios, ante ti y en necesidad de oración.”